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Carolina Marín, un ser extraordinario


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Carolina Marín, un ser extraordinario


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Carolina Marín, un ser extraordinario




Una pista de bádminton vacía que atraviesa únicamente la figura de una chica de 27 años que se ve de espaldas. Soledad, peso de la responsabilidad y gran esfuerzo. En la pantalla de inicio de su móvil una imagen con brillo de oro con la leyenda: Olimpiadas de Tokio. Es Carolina Marín, una de las deportistas más importantes de España de todos los tiempos, retratada en una magnífica serie documental de Prime Video. A lo largo de cuatro capítulos se descubren las claves internas de su éxito en el bádminton mundial donde ha conseguido un oro olímpico (Río 2016), tres campeonatos del mundo y cuatro europeos. Carolina Marín, un ser extraordinario, es una de las sentencias que en varias ocasiones resuenan en este repaso por su vida.

Otra afirmación que no se le queda a la zaga en cuanto a su rotundidad es: «ser la mejor jugadora de la historia del bádminton». A eso aspira la onubense en sus habituales diálogos con su entrenador, Fernando Rivas. Este granadino es uno de los principales artífices de la gran trayectoria de Carolina, si no el que más. Eso sí, unido al ‘gen ganador’ que llevó consigo a Madrid aquella niña de 13 años procedente de su Huelva natal.

Extraordinario vs ordinario

Uno de los puntos álgidos de la serie documental, donde se ancla toda la trama, es la lesión que la campeona de bádminton sufrió en enero de 2019 en la final del Masters de Indonesia frente a la jugadora hindú Saina Nehwal. La operación de la rotura de ligamento cruzado anterior y su lucha por superarla en un período de casi ocho meses demuestra la naturaleza de esfuerzo y crecimiento propia de Carolina, un ser extraordinario sin duda. La mejora progresiva de su rodilla conecta con la reincoporación a los campeonatos internacionales, cerrándose el círculo de su recuperación un año después justo en el mismo torneo en el que se lesionó. En esa ocasión, también llegó a la final aunque la perdió.

La dureza de la vida de una deportista de alta competición como la andaluza, tanto para cuerpo como para mente, la alejan de ser un «ser ordinario», como le reitera una y otra vez Fernando Rivas. Por eso, la joven es reprendida por acudir a la boda de una persona muy cercana a ella. Las salidas nocturnas están prohibidas. «Los amigos los cuento con los dedos de esta mano y me sobran», dice la joven con una actitud de creer superarlo todo a estas alturas de su vida. La muerte de su padre, Gonzalo Marín, sin embargo, le supuso «el más duro revés de mi vida». Su apoyo desde que era una niña, fue clave para que ella iniciara su permanente subida a la cúspide del bádminton mundial.

Ciencia frente a China

¿Pero cómo se hace una estrella mundial de un deporte tan minoritario como es el bádminton en España? Esa pregunta surge inevitablemente en la serie. La explicación tiene varios apartados. El primero y principal es la calidad de la jugadora. En segundo lugar, topar con un entrenador tan metódico y exigente como Rivas, ex jugador de bádminton que sabía que él no podía llegar adonde sus sueños volaban, meta que sí convierte en realidad con Carolina.

La tercera clave aparece en palabras de Fernando Rivas como «la ciencia». El apoyo tecnológico, como en cualquier deporte (vídeos, analítica de datos, software especializado…), es otro factor determinante para colocarse habitualmente por encima de las jugadoras asiáticas en general, y de las chinas más concretamente. La idea de crear en España una estructura similar a la China para el desarrollo del bádminton sería imposible y no daría resultados, razona el entrenador. Por eso, la mejor opción era poner todo el empeño en alguien que podía dar los resultados que ha dado Carolina Marín. Y la tecnología ha sido fundamental en ese camino.

Documentales de deportistas

El de Carolina Marín en Prime Video, titulado ‘Carolina Marín: puedo porque pienso que puedo’, es un exponente destacado. En esta plataforma, se pueden ver otros como el dedicado al piloto Fernando Alonso. Netflix igualmente ha hecho una apuesta por este tipo de contenidos, que potenció meses atrás con ‘The Last Dance’, un documental con varias entregas también, que cuenta la vida privada y éxitos deportivos del ex-jugador de la NBA Michael Jordan.

Este tipo de formatos ofrecen al espectador una perspectiva más profunda de lo que supone el mundo de la alta competición. Son personas, pero su vida es una vida de entrega a un deporte. Con sacrificios, espíritu de superación, inteligencia y capacidades propias de seres extraordinarios, como Carolina Marín.

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