Fútbol: renovar con datos y sin agentes

El caso del jugador del Manchester City Kevin De Bruyne es probablemente el primero que, a buen seguro, provocará cambios muy significativos en los negocios del fútbol. La figura de los agentes es de esas que tejen muchas situaciones con actuaciones desde la sombra. Pero no en esta ocasión. El jugador belga consiguió el pasado mes de abril renovar y ampliar su contrato hasta el año 2025 por algo más de 96 millones de euros (83 millones de libras), aportando una serie de datos como argumentos irreprochables. Su padre y un abogado le asistían en remoto desde su país. No hubo intermediarios.

Lo que demostró el pelirrojo De Bruyne fueron dos cuestiones fundamentalmente: todo lo positivo que ya había aportado al equipo (goles, asistencias…) y, en función de esos apuntes, añadió una serie de predicciones de lo que seguiría aportando en el futuro. ¿Qué se habría ahorrado Messi en su penúltimo culebrón con el FC Barcelona de haber ofrecido sus propias estadísticas? Probablemente en este caso, nadie duda de la eficacia del jugador y de su influencia en los resultados deportivos de los azulgranas. Pero ¿y en el caso de Sergio Ramos con el Real Madrid? O en tantos otros. La cosa cambia. Ahora es posible negociar, fichar o renovar con los clubes sin la necesidad de que participen los agentes.

No solo para clubes

Hasta la fecha han sido solo los clubes, y especialmente los más importantes, los que han demostrado que la analítica de datos es fundamental para lograr buenos resultados. Fichar mejor, conseguir mejores rendimientos deportivos, de negocio… Existen muchas razones que avalan el uso de la tecnología en el fútbol. Pero nunca hasta ahora el futbolista había jugado la partida con las mismas cartas.

El tablero del negocio de los fichajes en el fútbol se compone básicamente de tres elementos: los clubes, los jugadores y los agentes. El ejemplo de De Bruyne reduce los actores a dos: clubes y jugadores. Los datos como base para la negociación son clarificadores en muchos aspectos y no están sujetos a demasiadas interpretaciones. Lo que cantan los números tiene difícil réplica. La novedad es que un jugador pretendido por un equipo puede incluir entre sus argumentos negociadores propios aquellos puntos fuertes de su juego según los análisis de datos. De esa forma, no habrá exclusivamente los datos que aporte el club.

De Bruyne con uno de los últimos trofeos ganados/ Foto Twitter

La era digital comporta cambios en todas las facetas de la vida, algunos muy radicales. Si, al margen del deporte, ponemos la atención en el sector hotelero por ejemplo, está claro que empresas como Airbnb han provocado verdaderos terremotos. O, por añadir otro ejemplo, lo que ocurrirá con la conducción autónoma de vehículos, es decir sin la necesidad de conductores, que aunque existe ya, no se ha ampliado de manera exponencial. Llegará. ¿Qué pasará entonces con los chóferes? ¿Qué ocurrirá con los agentes, intermediarios en el sector deportivo?

Los profesionales en la actualidad deben en un porcentaje muy elevado modificar su forma esencial de trabajar. Los agentes de los jugadores de fútbol u otros deportes, también tendrán que hacerlo. Existe una razón de orden económico que tiene un enorme peso en estas coordenadas disruptivas. De Bruyne se ha ahorrado la comisión del agente. ¿De qué porcentaje hablamos para una renovación de 96 millones de euros? Eso significa que el papel del intermediario tal cual lo entendemos hasta ahora entra en una fase peligrosa.

Probablemente la salida más honrosa para los agentes sea convertirse en asesores de fichajes…, que tampoco sabría decir exactamente en qué consistiría. Pero para un jugador será más rentable en el futuro tener un científico de datos antes que un agente. Esa nueva figura, y un abogado para estudiar los contratos. Poco más. En adelante, el futbolista empezará a familiarizarse con nuevos asesores tecnólogos, igual que ha hecho con las redes sociales.

Las próximas negociaciones entre futbolistas y clubes pondrán sobre la mesa más datos y menos ardides de aguerridos agentes hechos a sí mismos por vericuetos a veces insondables. Será más cuestión de confrontación de datos y estadísticas entre las directivas de los equipos de fútbol y los propios jugadores. Serán los analistas quienes digan si el jugador arroja datos adecuados o no. Y de eso, dependerán los fichajes.

Benito Castro

Periodista, MBA, runner y apasionado de la transformación digital.

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