Lo que pueden las startups hacer por los grandes clubes


Lo que pueden las startups hacer por los grandes clubes


Lo que pueden las startups hacer por los grandes clubes




Las startups pueden hacer mucho por los grandes clubes deportivos ( y los pequeños si me apuran). Y los clubes pueden hacer bastante también a la viceversa. Esto es así porque en la era digital una de las claves que la definen es la colaboración, caldo de cultivo de los ecosistemas productores de nuevas soluciones tecnológicas. Grandes y pequeños, emprendedores y organizaciones estables, centenarias algunas, se necesitan. Las instituciones deportivas precisan desarrollar nuevas formas de llevar adelante su actividad, de acorde con las exigencias de la sociedad actual en la que sus socios y aficionados trabajan y consumen. Las startups (conocidas en el mundo del deporte por sportstech) porque en muchas ocasiones adolecen de lugares donde implementar sus soluciones tecnológicas y, sobre todo, porque estar con los grandes les puede favorecer en su búsqueda de inversión.

En el entorno español, los grandes clubes, que son los futbolísticos, no se caracterizan por tener una política bien enfocada de conexión con las startups. Existen algunos casos destacados que conozcamos. Por ejemplo, el de la Real Sociedad, como nos contaba en una entrevista su director de Innovación, Juan Iraola. O el del Valencia CF, que cuenta con un Innovation Hub. También el Real Madrid presta atención a los emprendedores. En la web de su hub, Real Madrid Next, afirman: «En ocasiones lo más complicado de una idea innovadora es poder llevarla a cabo(…). En Real Madrid Next creemos en una estrategia basada en la creación de un ecosistema colaborativo que genere soluciones disruptivas y herramientas de valor añadido que contribuyan a transformar la sociedad a través del deporte».

Velocidad versus lentitud

En el caso de una región muy importante para España en el ámbito deportivo, como es Andalucía, resulta llamativa la ausencia de ese tipo de combinación clubes-startups. Probablemente la razón es la ausencia de una estructura económica y política que promueva el movimiento emprendedor hacia el deporte. La tendencia en países punteros en el ámbito tecnológico como pueden ser los EEUU o Israel es justamente la contraria. Tienen clarísimo que la búsqueda de herramientas innovadoras para el avance del deporte surge de la colaboración entre clubes, ligas y startups.

Las startups tienen dos virtudes fundamentales que las hacen merecedoras de liderar los procesos innovadores. Por una parte, cuentan con gente especialista que ante la inercia de un mercado lento actúan con celeridad. Estos profesionales suelen medirse primero en sus propios proyectos. Prueban el sueño de los emprendedores. Después, su experiencia es muy útil para las organizaciones establecidas. Su capacidad para imprimir velocidad es la pura esencia de los negocios digitales, algo que se vive de forma especial en la gran meca del emprendedor, Silicon Valley. Este ritmo, que no se debe confundir con precipitación, contrasta con el movimiento lento, casi burocrático, de los clubes.

El equipo de Valencia de la startup Blinkfire, dedicada a la medición de datos en el deporte

¿Qué necesitas?

Los clubes suelen ser organizaciones hechas con la filosofía y las consignas de la era industrial. En muchas ocasiones esos principios y las costumbres cocinadas con esos ingredientes, los lastran. Pero en el momento en el que aparecen las redes sociales y la gente se acostumbró a contratar los viajes online, no tuvieron más remedio que atender la llamada del mundo digital. Con poco ánimo todo hay que decirlo… La rápida evolución de los acontecimientos les obligó a mover ficha e ir dando pasos. Gente más proclive a los cambios fueron los primeros que, desde dentro de las organizaciones, alertaron de la necesidad de acomodarse en el nuevo tren que salía y no se podía perder.

Las cosas no eran fáciles, y no lo son en muchas ocasiones todavía (hoy) para quienes tienen que liderar la transformación digital desde dentro de las instituciones deportivas. Sin embargo, las exigencias son muy grandes y, o el negocio deportivo responde bien a lo que le marcan aficionados y mercado, o se corre el peligro de sucumbir. Los directivos empiezan a verlo. Sus reticencias se diluyen. Surgen necesidades y las startups están ahí para preguntarle a los clubes, ¿ qué necesitas? Si hablamos de analítica de datos, de algoritmos, de inteligencia artificial de tokens…, afuera hay soluciones.

Naves nodrizas

La relación desde los clubes con las startups, tarde más o menos, termina por establecerse. Muchos de los emprendedores se consolidan como proveedores. Desde el exterior llamaron a la puerta y convencieron a los directivos que podían aportar aquello que les hacía falta. Los directivos, como contrapartida, les ofrecieron un sitio muy importante en el que poder probar sus soluciones tecnológicas. Las condiciones que terminan por configurarse se pueden resumir en: yo, pequeño, te aporto ideas, conocimientos y soluciones; y tú grande: medios, contactos y, si cabe, hasta inversión.

Los emprendedores están faltos de inversión. Su fuerza se mide en función de resultados casi inmediatos. Escalar es la gran exigencia de la industria de Internet. No escalar es el fin. Al final, las organizaciones deportivas actúan como naves nodrizas. Tienen suficiente espacio para que las naves menores que vuelan en el exterior, se instalen en el interior llegado el momento. Una vez de puertas adentro, los pequeños aportan claves de lo que ocurre afuera y les animan a mejorar cosas que faltan en lo que, finalmente, se convierte en la casa común: el club deportivo.

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