
Hablar de deporte es hablar de muchas cosas, pero a estas alturas lo más relevante son los datos. Sin embargo, y a pesar de todo, quedan cosas importantes por definir y por rentabilizar. Lo vemos en este artículo. Lo más conocido del uso de los datos, hasta ahora, se encuentra en la parte deportiva para alcanzar dos objetivos fundamentales: mejorar el rendimiento de los deportistas y su salud. Sin embargo hay más para indagar.
Si nos fijamos en un jugador, habría tres niveles de información a recabar en forma de datos: las estadísticas de los entrenamientos, las los partidos y su información personal o datos biométricos. Hasta ahora, todo ese volumen obtenido se gestiona puertas adentro del club, especialmente desde el punto de vista de la mejora deportiva. Ahora bien, y quizás esto esté menos aireado, hay otros usos: videojuegos, NFT, apuestas deportivas…
¿Quién es el dueño del dato?
No son muchos los casos en los que las ligas profesionales de deportes masivos se ha aclarado quien es el dueño del dato. Lo más inmediato es considerar al deportista como dueño de sus propios datos biométricos. Lógico y justo, aunque hay alguna cuestión por aclarar a este respecto, puesto que al fin y al cabo, al final, siempre se termina hablando de dinero. Razón más que suficiente. El hecho es que, existen ya algunas competiciones importantes, como la Liga Femenina de Fútbol de EEUU, en la que el convenio deja bastante claro que las propietarias de los datos son las jugadoras.
Este estatus es muy probable que, en el futuro, se amplíe a la inmensa mayoría de los deportes. Es cuestión de no demasiado tiempo. Y, por encima de todo, el deportista será el claro poseedor de sus datos, pero aclarando que, si se generan ingresos, hay varias partes en las que dividir la tarta. Este es un terreno por definir y aclarar. De momento, según un artículo de Sports Business, está más decidida la parte de la oferta que la de la demanda. Eso se puede entender como que hay que concretar más y mejor la forma de captar la atención de los aficionados mediante productos ya citados como NFT, videojuegos…
Modelo de reparto
Lo que está por definir es un modelo de reparto de los ingresos, que aún no está del todo realizado. También es verdad que no estamos hablando, de momento, de grandes ingresos. Los actores principales que formarían parte de ese modelo son los deportistas y las competiciones, aunque no deberíamos descontar a los proveedores de los servicios de telecomunicaciones, aunque esto sería algo más bien relacionado con los asistentes a los espectáculos deportivos. Ahora mismo, y aunque sea en ciernes, existe un ámbito de discusión respecto a cómo se reparten los ingresos, en función del protagonismo de cada agente en la gestión de los datos.
El mundo del deporte, especialmente el de aquellas modalidades seguidas por públicos masivos, se sostiene por lo que se vive en la realidad más un entorno digital creciente. Esa doble modalidad verdaderamente se convierte en una única globalidad o en las dos caras de un único fenómeno. Los datos que se consiguen en estos momentos son limitados en lo que que cabe: estadísticas de disparos, porcentajes de pases,,, si, por ejemplo, nos referimos al fútbol. Pero existe una fuente de generación de más datos procedentes de cámaras de inteligencia artificial para tecnologías como la del fuera de juego… Y qué podemos decir de la creación de mundos paralelos en entornos virtuales…
El horizonte está plagado de novedades y de opciones. Los datos son el petróleo que, en nuestro tiempo, se encarga de tirar de la economía. Este protagonismo le otorga tal repercusión que el deporte, como es obvio, no puede quedarse al margen ni mucho menos. En DT creemos que en los próximos meses y años vamos a vivir destacadas novedades que seguirán ejerciendo grandes cambios en el deporte y en la industria que lo sostiene.